Todos necesitamos establecer vínculos afectivos o lo que es lo mismo lazos de unión con las personas.
Primero quiero reflexionar acerca de un aspecto de nuestra vida cotidiana, y es el hecho innegable de que, con frecuencia, nos encontramos literalmente absorbidos por los problemas, ya sean laborales, familiares, económicos, sentimentales, existenciales...
¿Qué consecuencias tiene esto?
La primera, y más evidente que se me ocurre, es que estos problemas suelen crearnos una capa que nos vuelve duros, áridos y a veces indolentes e indiferentes, y esto, por consiguiente, hace que nos alejemos de los demás, que establezcamos barreras emocionales y que tendamos al aislamiento (en casos extremos literalmente).
Por ello es importante que no descuidemos los vínculos afectivos, que tratemos de fortalecerlos creando lazos de unión con las personas de nuestro entorno.
Es verdad que a diario nos enfrentamos a un mundo competitivo, frustrante y limitante, pero no es menos cierto que, por encima de estas dificultades, es saludable para nosotros expresar lo que sentimos, nuestras emociones, intereses y deseos, ya que ello nos permite tener la capacidad de relacionarnos adecuadamente con los demás.
Los modelos afectivos se aprenden, casi siempre, en el seno familiar, comienzan desde la infancia y es un proceso que se desarrolla a lo largo de la vida.
Los vínculos afectivos enriquecen, y todos necesitamos ser estimulados, queridos, amados. Convivir con los demás es "crear vínculos", es entablar lazos de unión, de amistad, de solidaridad, de apoyo. Se trata de compartir más que competir.
Los que por diversas circunstancias se alejan del contacto afectivo, pueden comprender claramente lo que es tener necesidad del otro. No sólo por la mera compañía física, sino por la posibilidad de poder expresar los sentimientos y las emociones. No obstante, hay muchas personas a quienes les cuesta muchísimo dar afecto o incluso, cuando lo reciben, suelen rechazarlo.
Yo creo que para no ser "máquinas caminantes" lo primero que hemos de hacer es rompen las barreras que nos impiden mostrar afecto y cariño, tanto con las personas cercanas como con la sociedad en general. Ser empáticos y sensibles hacia las necesidades de los demás, tratando de dejar a un lado el egoísmo, las frustraciones, las neurosis, los engaños, las malas vibraciones...
Los seres humanos no sólo somos cuerpo, somos personas y bajo esta perspectiva se comprende la necesidad de crear esos vínculos afectivos, de dar y recibir afecto, cuando el afecto fluye, la energía positiva fluye y nuestro entorno es más favorable en todos los sentidos.
Debemos intentar ser bondadosos y practicar la entrega, y aunque a veces nos salga mal y suframos por ello, no debemos desistir de seguir intentándolo una y otra vez.
Volvamos a redescubrir el valor de la amistad, de las relaciones con los demás, del amor, del cariño, y establezcamos lazos de unión sólidos con las personas, porque eso nos ayudará a:
-NO SENTIRNOS SOLOS.
-SENTIRNOS VALORADOS,
QUERIDOS Y PROTEGIDOS
POR OTROS.
Sin miedo a los fracasos, a las caídas, porque cuando lleguen, siempre habrá una mano amiga para levantarnos.
Merece la pena intentarlo
¿no crees?