22 de noviembre de 2014

LOS PERFECCIONISTAS: TODO BAJO CONTROL

Muchos de mis amigos dicen que yo soy una perfeccionista, que me gusta que todo esté siempre "correcto y en su sitio". Siempre he valorado esta actitud como positiva, porque me permite tener "cierto control" sobre mi vida y mi entorno. Reconozco que me gusta el perfeccionismo, pero también reconozco que en múltiples ocasiones me trae ciertos quebraderos de cabeza, porque a mi alrededor no siempre los demás son como yo, y además una de las consecuencias negativas de mi perfeccionismo es que no sé delegar tareas en los demás, para que queden las cosas a mi gusto prefiero hacerlas yo, y eso a veces me sobrecarga de trabajo.
Así que reflexionando sobre todo esto, he llegado a la conclusión de que, como casi todo en la vida, en el término medio está la virtud... Buscar la excelencia de lo que hacemos es bueno, pero existen rasgos de los perfeccionistas que, lejos de sumar bienestar y felicidad en la rutina cotidiana, se convierten en un verdadero lastre.
Hay ciertos indicios o cualidades que pueden ayudarnos a identificar a una persona perfeccionista.
 
Son personas que buscan tenerlo todo bajo control, planifican su rutina al máximo porque cualquier posible error se convierte en una drama emocional. El perfeccionista resta valor a sus éxitos y exagera al extremo sus fracasos al punto que se siente realmente mal ante fallos que no tienen tanta importancia.
 
Las personas perfeccionistas se exigen el máximo a sí mismas en cada acción que realizan. Sin embargo, a veces, no disfrutan de los resultados alcanzados porque curiosamente, nunca se sienten lo suficientemente satisfechas de los resultados obtenidos. Las personas perfeccionistas se obsesionan con transformar la realidad cuando lo que en realidad deben cambiar es su pensamiento.

Son personas inquietas que están prácticamente todo el tiempo ocupadas porque ponen su valor personal en el hacer. Es decir, asocian su valía con la acción o mejor dicho, con los resultados de esa acción. De esta forma, son personas que no se relajan casi nunca. De hecho, sienten cierto vacío en ámbitos de ocio, por ejemplo, durante unas vacaciones prolongadas.
 
Las personas perfeccionistas no sólo lo son consigo mismas sino que también, ponen muchas expectativas en los demás, de esta forma, son personas exigentes en sus relaciones personales. Su nivel de expectativas es alto y, con frecuencia, se sienten decepcionadas y frustradas porque tienen la sensación de que dan más de lo que reciben a cambio.
 
Las personas perfeccionistas son constantes y perseveran en el cumplimiento de sus objetivos. Pero cuando se trata de objetivos profesionales, se centran tanto en esta área, que pueden sacrificar otras áreas personales.
 
Como decía al principio, esto son sólo indicios, cada persona puede tener más o menos acentuadas estas características generales, y por supuesto, en muchos casos, el perfeccionismo nos ayuda a ser mejores en nuestro entorno, siempre y cuando esa tendencia perfeccionista no nos haga absolutamente dependientes de un control extremo.
 
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6 de noviembre de 2014

MANTÉN EL BUEN HUMOR

Tú eres más que el estado de ánimo que casualmente estés experimentando. Eres la persona capaz de controlar ese estado de ánimo. Tú eres más que los pensamientos que estás pensando. Eres quien piensa esos pensamientos, capaz de decidir cuáles serán.
Tu humor no queda determinado por nada que suceda fuera de ti, sino por cómo decidas interpretar y responder a lo que está sucediendo. Así como puedes decidir qué palabras decir y qué cosas hacer, del mismo modo puedes decidir qué cosas pensar y de qué humor estar.
Eres maravillosamente libre de pensar y sentir positivamente, cosas que confirmen la fuerza de la vida, no importa qué otras limitaciones puedan estar reteniéndote. Dedica tan sólo una hora a sentirte energizado y efectivo cuando en otro momento te habrías sentido cansado y abatido, y reconoce por ti mismo la diferencia que ello puede significar.
Aunque siempre existen montones de buenísimas razones para sentirse horriblemente mal, hay muchísimas más razones para sentirse maravillosamente bien. Continúa, siéntate derecho, toma una respiración profunda, pon una sonrisa en tu rostro y haz de ti mismo una persona muchísimo más efectiva.
 
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