El chantaje emocional es un tipo de maltrato psicológico, una manipulación, que se da con demasiada frecuencia en las relaciones humanas. Sin darnos cuenta, o a veces de manera muy consciente, podemos estar presionando al otro para que haga, diga, sienta o piense de una determinada manera pues, de no hacerlo así, estaría traicionándonos.
El chantaje emocional es tan sólo una demostración de nuestras debilidades e inseguridades. Una persona que confía en sí misma, que sabe que no pasa nada por los demás tengan su criterio y su forma de vida, que respeta la individualidad y la libertad de los otros permitirá que las personas se desarrollen adecuadamente y que cuenten con ella.
Por el contrario, la persona posesiva, que desea que los demás actúen según su antojo, y cuando no lo hacen se comporta como si fuera la víctima, la persona más sola del mundo a la que nadie quiere, lo único que consigue es alejar a las personas, convertirse en un bicho raro que al final estará tan sola y abandonada como había predicho.
A lo largo de nuestra vida vamos a encontrarnos con muchas personas que utilizan estos recursos para mantenernos siempre pendientes de sus sentimientos y deseos. A veces no es fácil actuar, porque somos seres sensibles, pero siempre deberemos tener claro que somos los protagonistas de nuestra vida y los únicos que podemos decidir sobre ella.
¿CÓMO ACTUAR ANTE ESTAS PERSONAS?
Hacer en todo momento lo que creas más adecuado. A veces coincidirá con lo que esa persona te ha propuesto, pero convéncete de que lo haces porque tú quieres y es lo mejor.
Dejar claro que no vas a escuchar cuando la conversación tome ese tinte de chantaje y lloriqueo. Demuéstrale que podéis hablar como personas adultas.
Poner algunos límites a la relación para que deje de ser algo que nos controla y agobia.
Cambiar tus ideas: si alguien desea ayudarte de corazón, no te pedirá nada a cambio. Si continuamente te está recordando la ayuda que te prestó, quizá haya llegado el momento de devolver el favor y no volver a pedirle nada. Recuerda que el cariño no sólo se demuestra haciendo lo que el otro nos pide, sino sobre todo cuando aceptamos a la persona y respetamos su libertad, sin pretender cambiarla.