Cuando lloramos, en la mayoría de los casos, encontramos como primera reacción el intento, por parte de nuestro entorno, de aplacar nuestro llanto. Son típicas expresiones como: "No llores, se te ve muy feo cuando lloras", "No merece tus lágrimas", Llorar no va a solucionar tus problemas", etc. Estas u otras expresiones buscan nuestro consuelo, y, aunque suelen estar bien intencionadas, ejercen el efecto contrario, dado que nos sentimos frustrados al no ser comprendidos.
En nuestra cultura llorar se ha asociado a debilidad, por ello muchas personas intentan reprimir el llanto, sobre todo públicamente. Esto emocionalmente es una bomba de relojería. Tanto las emociones positivas como las negativas han de ser expresadas logrando así un compendio emocional equilibrado, pues las emociones que se expresan, logran superarse.
Llorar es beneficioso para la salud. Se produce una liberación de adrenalina, hormona segregada en situaciones de estrés, y noradrenalina, una hormona que actúa como neurotransmisor que contrarresta el efecto de la adrenalina.
El efecto de ambas hormonas produce en el organismo una sensación de desahogo y tranquilidad, el cuerpo se relaja y, no es raro, que la persona se quede dormida después de un episodio de llanto. Por tanto, el dejar salir todas estas emociones negativas que nos sobrepasan en determinados momentos de nuestra vida, ayuda al bienestar posterior y se convierte en un aprendizaje propio sobre como gestionarnos emocionalmente.
Tan beneficioso es REIRSE como lo es LLORAR, puesto que ambos son estados emocionales innatos en el ser humano que nos ayudan a liberar emociones tanto positivas en el caso de la risa, como negativas en el del llanto. Las dos formas de expresión de sentimientos son necesarias para que la persona gestione correctamente su estado de ánimo. De la misma manera que el fijarse en tan sólo una de ellas, como el hecho de estar todo el día riendo reprimiendo el llanto, o todo el día llorando reprimiendo la risa, suponen un malestar emocional difícil de controlar.
Así que no nos dé miedo el expresar cómo nos sentimos, primero nos ayudará a sentirnos mejor y segundo ayudará a que las personas que nos rodean y nos quieren entiendan cuál es nuestro estado de ánimo y puedan actuar en consecuencia, siempre respetando que para nosotros es necesario estas formas de expresión.